Hoy en día, el aceite de oliva se vende en envases preenvasados, generalmente de plástico o vidrio, con una capacidad máxima de 5 litros. Este método de venta garantiza el cumplimiento de las normativas de higiene, calidad y conservación de los alimentos.
En el pasado, el aceite de oliva se vendía en tiendas de alimentos y ultramarinos mediante dispensadores medidores equipados con recipientes graduados de vidrio. Estos recipientes permitían a los clientes comprar la cantidad deseada de aceite de oliva, vertiéndolo directamente en los envases que traían de sus hogares. Este método de venta era más común y sostenible, ya que reducía el uso de envases y permitía a los consumidores evitar el desperdicio.