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Hoy en día, el aceite de oliva se vende en envases preenvasados, generalmente de plástico o vidrio, con una capacidad máxima de 5 litros. Este método de venta garantiza el cumplimiento de las normativas de higiene, calidad y conservación de los alimentos.
En el pasado, el aceite de oliva se vendía en tiendas de alimentos y ultramarinos mediante dispensadores medidores equipados con recipientes graduados de vidrio. Estos recipientes permitían a los clientes comprar la cantidad deseada de aceite de oliva, vertiéndolo directamente en los envases que traían de sus hogares. Este método de venta era más común y sostenible, ya que reducía el uso de envases y permitía a los consumidores evitar el desperdicio.

   

En las mismas tiendas también era posible comprar aceites de semillas, adecuados para diversos usos. Para informar a los clientes sobre los diferentes tipos de aceites disponibles, los comerciantes debían exhibir carteles fuera de la tienda indicando las variedades de aceites a la venta. De este modo, los clientes podían identificar fácilmente las opciones disponibles y elegir el aceite que mejor se adaptara a sus necesidades.
Sin embargo, con la introducción de normativas más estrictas sobre el envasado, ya no se permiten los dispensadores de medición para la venta de aceites. Por lo tanto, el aceite de oliva y los aceites de semillas ahora se venden exclusivamente en envases preenvasados para garantizar el cumplimiento de los estándares de higiene y calidad impuestos por las autoridades sanitarias y de control alimentario.

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